Johannesburgo concluirá con la adopción de tres textos:
– una declaración política de los Jefes de Estado,
– un proyecto de desarrollo en asociación,
– un plan de aplicación de la Cumbre.

La APMM, que agrupa a comunidades de montaña, ONG e investigadores, considera que el concepto de «desarrollo equitativo» y el de «desarrollo sostenible» deberían situarse al mismo nivel, en el vocabulario y las propuestas de estos tres documentos.
Los debates en el seno de la asociación muestran claramente que el concepto de desarrollo sostenible sólo puede ser comprendido y aceptado por los países del Sur si se asocia estrechamente con el concepto de desarrollo equitativo y se sitúa en el mismo nivel. El despliegue simultáneo de los dos objetivos al mismo nivel de prioridad parece ser una necesidad si queremos ganar el apoyo de los países del Sur. El desarrollo no puede ser sostenible si no se basa ante todo en la equidad, que debe entenderse en sentido amplio como la capacidad que se da a las poblaciones de disponer de medios para controlar su desarrollo.

En consecuencia, Johannesburgo debe integrar plenamente a Monterrey y darle un contenido concreto. En otras palabras, los dos procesos, el destinado a hacer que el desarrollo sea menos desigual mediante la asignación de nuevos e importantes recursos humanos y financieros a los países más pobres (Monterrey) y el proceso destinado a definir las modalidades de desarrollo más respetuosas con el planeta (Johannesburgo) no pueden disociarse porque uno no puede lograrse sin el otro.

La APMM propone, por tanto, un enfoque integrado para el desarrollo equitativo y sostenible de las montañas. Este enfoque tiene un valor general en la medida en que las montañas se encuentran en una situación comparable a la de los países en desarrollo con respecto a otros territorios en relación con los países industrializados. Situados en territorios muy desfavorecidos en cuanto a las condiciones requeridas para el desarrollo convencional, sufriendo importantes efectos de dominación en cuanto a las decisiones que les conciernen, desposeídos en gran medida del desarrollo de recursos estratégicos, a menudo marginados por la cultura dominante, sometidos a compensaciones desfavorables debido a la presión urbana, comparables a los que inevitablemente dirigen los flujos hacia los países desarrollados, demasiado a menudo confinados en sus actividades por una concepción simplista de la división internacional del trabajo, las poblaciones de montaña consideran que la aplicación de una política de desarrollo equitativo y sostenible debe tener como objetivo permitirles hacer frente a estos desafíos y devolverles el control de su destino.

Por ello, la APMM propone que la declaración política de Johannesburgo sitúe la búsqueda de la equidad y la sostenibilidad al mismo nivel.
El proyecto de plan de aplicación de la Cumbre contiene un artículo 40 que trata de las montañas. La APMM ha propuesto a los Jefes de Estado una nueva redacción del artículo 40 que defina mejor las responsabilidades respectivas de los Estados, la comunidad internacional y las poblaciones en la ejecución de un proyecto de montaña acordado conjuntamente, estableciendo objetivos y obligaciones de resultado claros.

La APMM ha emprendido un esfuerzo de cooperación entre las comunidades de montaña del Norte y del Sur para lograr estos objetivos mediante la solidaridad entre las poblaciones de montaña. Desea proponer este enfoque de asociación interterritorial como iniciativa de tipo II.